Aida Espinosa
El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, calificó como un tema mediático, la presunta agresión en contra del padre Mateo Calvillo, quien, dijo, utilizó redes sociales y a la prensa, para acusar a un civil de haberle agredido físicamente, en el municipio de Queréndaro.
En rueda de prensa, el jefe del Ejecutivo estatal pidió al sacerdote, interponer la denuncia correspondiente ante la Fiscalía General de Justicia de Michoacán, quienes ya investigan, de oficio, el hecho, al haberse difundido por medios masivos.
Refirió que en la primera declaración pública, el párroco dijo haber sido víctima de un “presunto sicario”, y posteriormente se supo que se debió a un hecho de tránsito, donde el padre atropelló a un animal.
“No sabemos más allá de que la persona lo golpeó al padre. Le dio un golpe en la nariz. Tenemos la información de que fue un golpe de puño, no es un golpe con arma. También confirmamos que no tiene fractura de nariz. Todo parece que fue un golpe con la mano, puño cerrado, derivado de este incidente de tránsito”, explicó.
Ramírez Bedolla aseguró que el sacerdote no corre peligro; sin embargo, en caso de que solicite protección especial, esta será otorgada una vez evaluado el caso.
El gobernador mencionó que la denuncia pública, “fue un intento de espejear el incidente con los sacerdotes jesuitas ocurrido en días pasados”, cuando este caso nada tiene que ver, dijo, con la labor sacerdotal o con la delincuencia organizada.
“Invito al padre Mateo, a que denuncie. Pero ya se está haciendo la investigación también. Lo que queremos es que no haya impunidad, pero sí tener en claro qué ocurrió en ese acto, que lamentablemente le ocasionó cierto trauma y hasta un golpe físico”, añadió.
