JOHN M. ACKERMAN Y LOS ENEMIGOS DE RT

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    Omar Carreón Abud

    El señor John M. Ackerman, colaborador del importante periódico digital Russia Today (RT), a los antorchistas nos llamó “perros” en su cuenta de Twitter. El texto publicado por el señor, es el siguiente: “Casa de promotora Morena rodeada por #Antorcha. Av. Tláloc, esq. Aculco, Col. La Palma, Chimalhuacán. Que @alfredodelmazo detenga sus perros”. Este es el peligroso nivel de odio e inquina que escupen los simpatizantes de Morena en contra de la organización de los pobres de México. Cuidado. Nosotros demostraremos, con pruebas contundentes que cualquier persona con disposición y buena fe puede corroborar, que el señor Ackerman se ha dado a la tarea de embestir con insultos, con mentiras, con acusaciones sin fundamento y otros recursos sucios muy propios de los medios de comunicación de los grupos de poder, en una palabra, que John M. Ackerman es cómplice en la tarea de ampliar la guerra sucia contra el Movimiento Antorchista. Al final del escrito, el lector juzgará si John Ackerman es un defensor de la justicia y de la verdad o, simplemente, es otro vulgar difamador con poder en los medios.

    No deja de sorprender, por supuesto, que las declaraciones de Ackerman aparezcan en la página de RT, una unión de periodistas que se ha dado a la tarea de combatir la manipulación mediática que asuela al mundo entero. Las acusaciones infamantes de Ackerman aparecen, incluso, precisamente, el mismo día y a un lado del importante desmentido que hacen los periodistas de RT acerca de la pretendida tragedia del niño de Alepo, “uno de los fakes más aterradores sobre Siria”. Veamos.

    Me refiero, desde luego, no sólo a las adjetivaciones zoológicas propias de un demócrata y humanista modelo como pretende ser Ackerman, sino a sus acusaciones vertidas en un video que publicó en su cuenta de Facebook y que, en su parte sustancial reprodujo RT. En el video titulado “5 razones para dudar de la ‘verdad histórica’ que nos quieren imponer”, Ackerman asegura que durante la jornada electoral del domingo 4 de junio se desplegó uno de los operativos de compra y de coacción del voto más grande en la historia de México. “Se movilizaron maestros, enfermeras, doctores, transportistas, antorchistas, para comprar el voto, para acarrear a los ciudadanos, para manipular la voluntad popular”, dice el señor Ackerman. ¿En qué estaría pensando, quién o qué inspiró a Don John a elaborar esa curiosa y heterogénea lista de adquirientes de votos? ¿Maestros? ¿Enfermeras? ¿Doctores? ¿Transportistas? ¿Todos? ¿Qué trae Ackerman contra esos profesionales y esas ocupaciones porque supongo que el señor puede distinguir bien (o más o menos) entre lo general y lo particular? ¿Qué seriedad, qué veracidad puede tener una acusación así formulada?

    Pero Ackerman llegó a su objetivo verdadero: después de los compradores de votos enumerados para distraer al lector, o sea, después de los fake buyers, señaló a los antorchistas; y, en su respuesta pública al desmentido de la Dirección Nacional del Movimiento Antorchista que -gracias al conocido pitazo- fue publicado en RT ya debidamente acompañado de nuevas acusaciones de Ackerman, informó a sus lectores en qué sustentaba sus acusaciones contra los antorchistas y dijo contundente: “se basa tanto en información pública recogida por los medios de comunicación como en los recorridos, los informes y las denuncias ciudadanas recibidas por la iniciativa ciudadana #NiUnFraudeMás”. ¿“Información pública recogida por los medios de comunicación”? ¿Así nada más y ya es verdad incontrovertible? No vayan a resultar esos “medios de comunicación” como los que publicaron en todo el mundo la fotografía del niñito herido y lleno de tierra que ahora denuncia RT como una gigantesca falsificación. Ackerman ¿ingenuo o chapucero? Pero todavía añadió para convencer a algún lector incómodamente suspicaz: “información… en los recorridos, los informes y las denuncias ciudadanas recibidas por la iniciativa ciudadana #NiUnFraudeMás”. ¿Denuncias ciudadanas? ¿Sin nombres ni apellidos ni lugar ni circunstancias ni nada? ¿Qué valor probatorio tiene eso señor -creo que- jurisconsulto? Ackerman confiesa paladinamente que es testigo de oídas. ¿Y la iniciativa ciudadana llamada “ni un fraude más”? La más mínima, elemental honradez le debería imponer a John M. Ackerman la obligación ineludible de informar al lector al que se dirige que esa “iniciativa ciudadana” no es más que un membrete detrás del que mal se esconden él y otros como él.

    En cuanto a que dice: “rechazo categóricamente que las afirmaciones busquen `llevar agua al molino de López Obrador´, figura pública a quien no menciono una sola vez en la videocápsula correspondiente”, sólo invito al amable lector a que sufra un poco y lea un bodrio que lleva por título “AMLO es mi gallo” que firma John M. Ackerman y que fue publicado en La Jornada el pasado 27 de febrero y podrá decidir con más elementos de juicio si en efecto Ackerman lleva agua al molino de López Obrador o sólo realiza una tarea más modesta. Y en cuanto a su afirmación de que “no existe ninguna “calumnia” en contra del `Movimiento Antorchista Nacional´ ya que jamás se le menciona a la organización por nombre, ni se utiliza ningún símbolo referente a esta organización, ni se le atribuye delito alguno”, debo decir que me pasma el cinismo, la cachaza del señor para tirar la piedra y esconder la mano; dos párrafos atrás copié la cita textual de lo dicho por Ackerman por si alguien quiere repasarla ¿así quieren que los mexicanos voten por los morenistas? Pero todavía dijo más y, desmintiéndose a sí mismo, usó nuevamente el nombre que distingue a los antorchistas para calumniarlos y dijo: “solamente la persona más ingenua pudiera creer que el “Movimiento Antorchista Nacional” sea una organización que siempre se comporta “con apego a la democracia y en completa paz” y “con estricto apego a la legalidad”, como señala su carta de réplica.  La íntima relación entre esta organización y el Partido Revolucionario Institutional (PRI) y sus gobiernos es conocida por todos y existen numerosas denuncias públicas con respecto a su comportamiento”. Así de que “numerosas denuncias públicas” es lo mismo que haber probado los hechos, denunciar es lo mismo que probar. ¿En qué escuela aprendió derecho señor Ackerman? Sus compañeros del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM deben estar justificadamente orgullosos de usted.

    No hay, pues, ninguna duda: John M. Ackerman calumnia e insulta a los miembros del Movimiento Antorchista Nacional. Me queda perfectamente claro que, como reza la aclaración de RT colocada al calce de los trabajos del señor “las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT”. No obstante, ante una tarea titánica, indispensable, urgente y justiciera como la que se ha echado a cuestas RT, ante los enemigos poderosísimos a los que ya alarma su prestigio, cabe preguntarse, ¿en qué se diferencia John M. Ackerman de los fabricantes y divulgadores de calumnias que denuncia RT? ¿No está uno de los articulistas estrella de RT México en la misma ruta de los fake news? ¿Coopera el señor a aumentar la seriedad y la credibilidad de RT?

    Me resta decir con toda franqueza que me gustó la valiente invitación que le hizo Margarita Simonián, Directora de la televisión RT y la Agencia Sputnik, “a Christiane Amanpour y a todos los que lo deseen  si tienen suficiente coraje para hablar con Omran (el niño de Alepo) y su familia” con el fin de que conocieran la verdad sobre el niño y su familia y publicaran la verdad. Animado por este buen ejemplo, me permito invitar al señor John M. Ackerman y al equipo de periodistas de RT a que visiten a un grupo de antorchistas de los decenas de miles que hay en el país y que hablen con los colonos o campesinos que ahí encuentren o a que asistan a alguno de nuestros actos de masas o a alguno de nuestros abundantes  encuentros culturales o deportivos que congregan a miles de mexicanos. Si quieren, “si tienen el suficiente coraje”, ello les proporcionará elementos fácticos para resolver con conocimiento de causa si se trata de una banda de compradores de votos que no merece más que calumnias y desprecio o, si el Movimiento Antorchista es un fenómeno único de organización de los desheredados de México, si constituye un imponente fenómeno social que, parafraseando a Zhou Enlai cuando respondió a la pregunta de cuáles eran según él las repercusiones de la Revolución Francesa, simplemente dijo: “Es muy pronto para decirlo”. Señores, ustedes tienen la palabra.

     

    Morelia, Mich., a 8 de junio de 2017